lunes, 23 de abril de 2012

Capítulo 7

Bueno pues aquí os dejo el capítulo siete :) Estos días no he podido escribir nada y es verdad que tampoco es que sea muy largo pero intentaré subir más de ahora en adelante.




Al entrar, mi madre nos recibe con una amplia sonrisa y, cuando Vick le enseña el dibujo que hizo en clase, estalla en carcajadas. Me hace un gesto con la mano para que vaya y nos da un abrazo a todos, tal y como sale en el dibujo, aunque todos están de acuerdo en que me falta la falda.
Durante la comida no dejo de pensar en Prim y en si nos habrá visto o no. Sigo sintiéndome culpable. Queda apenas una semana y media de clases y, es probable que le quede menos tiempo aún a Katniss.
Sé que tiene amigas, pero en estos momentos no quiere estar con nadie que no sea Katniss, como yo.
Mientras estoy inmerso en mis pensamientos ya son más de las tres. Ayudo a recoger y poner todo en orden y me encamino hacia el bosque. No es solo por el hecho de que tengo que cazar, es más, lo que me empuja al bosque son mis pensamientos. Necesitan un sitio tranquilo en el que poder corretear a sus anchas por mi cabeza.
-Me voy- Digo y cierro la puerta.
Quizá sea una forma demasiado brusca de irme, pero lo necesito.
Cuando me doy cuenta estoy corriendo hacia la alambrada, pero mi vista se cruza con la de la niña con la que tropecé hace dos días y recuerdo la escena y el por qué de aquella carrera, tan distinta de la de ahora. Antes buscaba estar con ella, ahora busco estar yo solo.
No debe ser muy difícil, es más, antes de conocernos en el bosque, cazaba yo solo y nunca me sentí mal. Supongo que ahora será como regresar a aquella época, pero sé que su recuerdo tardará bastante en ocupar un segundo plano.
Al llegar al bosque cojo mi arco y el carcaj con las flechas. También monto algunas trampas.
En media hora han caído un par de ardillas y he recolectado varias bayas y unas cuantas verduras.
Cuando me voy hacia el lago para pescar, dos perros salvajes vienen corriendo hacia mí.
No me lo pienso dos veces y salgo corriendo hacia los árboles. Les llevo ventaja, pero no suficiente. Todos los árboles que hay a mi alrededor son demasiado finos, por lo menos para mí.
Me ato como puedo lo que he conseguido a la cintura, no tengo la intención de perderlo todo ahora. Me echo el carcaj y el arco al hombro y corro hasta llegar a un árbol lo suficientemente ancho para aguantar mi peso y poder subirme a el. En cuando lo alcanzo salto a él. Justo a tiempo porque uno de los perros me ha alcanzado y se da de lleno con el árbol, lo que le deja bastante atontado.
No pierdo el tiempo. Subo hasta una rama cercana y me apoyo en ella. Desde allí, disparo al perro que se dio contra el árbol. Necesito dos flechas para rematarlo mientras que con el otro he necesitado cuatro.
Después del susto no tengo muchas ganas de seguir, pero voy al lago para pescar algún pez, luego ya podré volver a casa.
Cuando tengo pescados ocho peces me dirijo hacia el Quemador. Esta vez no he querido pasar por nuestro habitual punto de encuentro del bosque. En el Quemador Sae la Grasienta me agradece los dos perros salvajes y me da algo de dinero, dos docenas de huevos y un trozo de queso.
Parte de los peces y de las verduras me las cambian por un trozo de carne de mediana calidad y un poco de jabón.
Por último me dirijo a la panadería, donde cambio una de las ardillas por una hogaza de pan algo quemada.
No puedo evitarlo y nuestras miradas se cruzan. Me mira con cara de lástima.
-Lo siento, tendría que haberme presentado voluntario en vez de dejar a su hijo ir a la arena.
-No te preocupes. Sé que sabrá cuidarla lo mejor que pueda. Adiós hijo, me voy a atender a los clientes.

Cuando cierra la puerta todavía estoy mirándole, atónito. Me quedo así un rato. ¿Cómo que sabrá cuidarla? ¿Es que ha dado a su hijo ya por perdido? ¿A caso no intentará su hijo sobrevivir por todos los medios? Yo lo haría de no ser porque la persona que estaría a mi lado sería Katniss.
Y lo que más me ha impresionado ha sido ese "hijo". No tenemos la suficiente confianza ni mucho menos para que me hable de esa manera tan cariñosa. Supongo que le habrá salido solo porque echa de menos a su hijo.

Llego a la casa de Katniss y, como siempre, les doy la mitad de lo conseguido. A Prim se le iluminan los ojos un instante al ver tanta comida. La verdad es que el botín de hoy es bastante grande para haberlo conseguido una sola persona.
-Muchas gracias por molestarte por nosotras- dice su madre con una pequeña sonrisa.
-No es molestia. Lo hago encantado -respondo con toda la dulzura que soy capaz.

Regreso a mi casa, es bastante tarde. Como siempre, mi madre recibe encantada los alimentos y nos sirve la cena.
Estoy algo cansado así que me voy a dormir. Solo de pensar que mañana me tocará otro día de instituto me hace que mis párpados caigan.
Nada más acostarme, caigo rendido. Pienso en que quizá tenga otra noche libre de pesadillas, pero es todo lo contrario.
Cada pesadilla es peor que la anterior, pero en todas veo morir a Katniss de cien maneras distintas. En una de ellas, el propio Peeta Mellark se encarga de aniquilarla de la forma más cruel posible y veo al anciano panadero diciendo las mismas palabras que me dijo esta tarde pero con un toque de malicia en la voz.
Por más que lo intento, no consigo despertar y, cuando lo consigo, me encuentro bañado en sudor y con la respiración muy agitada.
Mi madre viene a mi encuentro. Me pone la mano en la frente y me dice:
-Estás ardiendo, quédate en la cama. No puedes ir al instituto.
-Pero, ¿y los niños?
-Ya los llevo yo, no te preocupes. Ahora intenta descansar.
Me siento como un verdadero inútil aquí tumbado. Intento ponerme en pie pero me duele todo el cuerpo por la fiebre.
Mi madre regresa con un paño húmedo y me lo coloca en la frente.
-Gracias mamá- le digo e intento lanzarle una sonrisa.
Ella me la devuelve y se marcha con mis hermanos al colegio.
Cuando regresa, va con alguien al lado. Es la madre de Katniss. Me toma la temperatura y dice:
-Es solo una fiebre pasajera, te durará un par de días. Suele producirse cuando se está sometido a estrés o presión.
No puedo mirar a esa mujer a los ojos. Me siento culpable, aunque no tenga razón para serlo.
Después me da una mezcla de hierbas para que baje la fiebre y se marcha.
A la hora ya estoy bastante mejor. La fiebre casi ha desaparecido y solo estoy un poco cansado.
Mis hermanos vuelven y comemos un caldo con pequeños trozos de carne.

Como siempre, me voy a preparar para ir al bosque a cazar, pero mi madre se interpone en mi camino.
-Ya has oído a la señora Everdeen. Dos días de reposo.
-Ya pero mamá, tengo que ir a cazar.
- No digas tonterías. Tenemos comida de sobra por lo menos para unos cuatro días.
-Ya, pero ellas...
-Ellas también tienen. Me han dicho que te diera las gracias por lo que hacías por ellas y que están de acuerdo en que guardes reposo durante al menos un día. Hazlo por mí.
La miro a ella y a esa cara que me pone siempre que quiere que haga algo y no puedo llevarle la contraria.
-Y ahora descansa, ¿vale?
Dicho esto me devuelve a la habitación. Al cabo de un rato consigo dormirme. Pero las pesadillas vuelven, aunque con menos intensidad. Ahora solo la veo a ella, en medio de algún lugar. Mirándome a los ojos. Por más que intento alcanzarla no puedo, cada vez la veo más lejos y yo estoy más cansado.
Cuando me despierto me ha vuelto a subir la fiebre.

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, es perfecto!

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  2. A ver si ve ya un beso entre Katniss y Peeta *o*
    Me encantará.
    Conste que prefiero a Peeta mil veces más que Gale, pero tu blog es muy interesante!

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  3. Me encanta!!! escribes genial. Sigue asi =)

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