martes, 24 de abril de 2012

Capítulo 8


Mi madre entra varias veces a cambiarme el paño húmedo y me da una vez más la medicina para la fiebre. Cuando llega la hora de la cena no tengo hambre. Antes de dormirme, mis hermanos vienen a mi habitación.
-Hola Gale, ¿estás mejor?- pregunta Posy con su vocecita aguda.
-Oh, sí. Mucho mejor. Gracias por preguntar, pequeña.
Me sonríe y me da un beso en la frente. Luego se va corriendo hacia el comedor.
-Oye Gale, tu amigo Trevor me dijo que te recordara que mañana iban a ir al caserón. Les haría ilusión que fueses.
No me hace mucha gracia que la gente hable con mis hermanos sin estar yo presente. Pero Trevor y yo fuimos muy amigos hace tiempo, incluso íbamos con frecuencia el uno a la casa del otro así que se ganó la confianza de mis hermanos. Prefiero que sea él el que hable con ellos.
-Pff... no sé yo si voy a poder ir eh. Pero dile que gracias de todas formas.
Se marchan y me vuelvo a dormir. Paso la noche inquieto y no dejo de dar vueltas en la cama. Duermo muy poco y, el tiempo que estoy dormido, tengo sueños muy agobiantes de los que no me acuerdo de nada al despertar.
Sigo bañado en sudor así que decido abrir la ventana. El aire me refresca y me permite respirar, pero necesito más.
Podría salir por la ventana, ya que está a apenas metro y medio del suelo, pero no me fío de mi recién adquirida torpeza y decido salir por la puerta.
Mientras atravieso la casa, intento no hacer ruido mientras vigilo que mi madre y mis hermanos no me vean, pero están profundamente dormidos.
Abro la puerta y la cierro muy despacio.
Sentir en viento en el resto del cuerpo me relaja. No es muy frío, pero en contacto con mi alta temperatura corporal hace que me sienta realmente bien. Aliviado.
Miro la calle. No hay nadie. Supongo que serán algo más de las tres de la madrugada. Comienzo a andar por las calles de la Veta. No sé como, pero me encuentro de frente con la casa de Katniss. Me asomo a una de las ventanas y veo a Prim y a su madre durmiendo. Buttercup, su gato, me mira y me lanza un bufido, pero le hago un gesto para que se calle y, tras dar dos vueltas, se tumba al lado de Prim y cierra los ojos.

Me quedo allí, mirándolas dormir. Me siento bajo su ventana y empiezo a pensar en ella. Solo espero que le vaya bien en los entrenamientos y que les demuestre de lo que es capaz.
Sé que ahora estará rodeada de lujos. Rodeada de cosas que seguro que yo no conoceré nunca, y por una parte me alegro. Tampoco le faltará comida. Cuando salga a la arena lo hará con algunos kilos más que la última vez que la vi y eso le vendrá bien. Ya se ha ganado a algún patrocinador pero necesita más. Sé que con su opinión personal acerca de la gente del Capitolio no le dará más, y perderá todo lo que ha conseguido hasta ahora. Así que tiene que fingir ser alguien que no es. A mí me  gusta tal y como es ella, sin cambios ni retoques, pero si la quiero tener aquí de vuelta, me da igual la clase de persona que finja ser.
Miro al cielo, todavía no ha amanecido. Decido quedarme un poco más. Luego regresaré a casa. Pero me quedo dormido sin darme cuenta.

-Mamá, es Gale- oigo lejos de mí.
Todavía estoy dormido, pero me llegan los sonidos de mi alrededor.
-Pero, ¿qué hace aquí?- siento una mano en mi frente, pero demasiado lejos de mí-. Tiene la frente ardiendo, pero el resto del cuerpo está helado.
Me gustaría moverme, abrir los ojos, pero las órdenes de mi cerebro no llegan al resto del cuerpo.
-Está tiritando. Tiene que llevar aquí gran parte de la noche. Echa de menos a Katniss mamá. ¿No le ves cuando llega a casa para darnos parte de la comida? Siempre está ausente y mira al fondo de la casa, como esperando algo. Y tal y como llega se va.
-Tienes razón hija. Estaban muy unidos. Ayúdame a levantarle, vamos a meterle dentro o se pondrá peor.
Las dos me cogen por debajo de los hombros y me llevan hasta el interior de la casa un poco a rastras.
Al momento estoy tumbado en una cama. Prim me zarandea el brazo.
-Gale despierta.
Intento moverme pero no puedo. Me pone algo bajo la nariz y, al espirar el olor que desprende, un hedor muy fuerte inunda mi pituitaria, me incorporo repentinamente y abro los ojos. Lo primero que encuentro es una foto de Katniss de hace unos años. Estoy desorientado.
-Menos mal, ya pensaba que no te despertabas- dice Prim.
Pero no consigo articular palabra. Todavía estoy con la mirada fija en la foto.
Prim se da cuenta y se pone en medio.
-Gale, ¿estás bien? ¿Me escuchas?
Reacciono y parpadeo unas cuantas veces antes de responder.
-Eh, sí. ¿Qué estoy haciendo aquí?
-Tú dirás, te hemos encontrado tirado bajo la ventana -pone cara de preocupación- ¿Qué hacías? ¿Tú también la echas de menos?

La miro a los ojos. Una lágrima asoma por uno de sus ojos y amenaza con caer, pero se la quito con el pulgar justo cuando se acerca a su mejilla.
-Shh. No llores ven- y la doy un abrazo-. Verás, salí a la calle porque tenía mucho calor y  fui dando una vuelta por la Veta. Entonces llegué a tu casa y miré por la ventana para ver si estabais bien. Me senté para descansar y me quedé dormido.
Me mira y repite la pregunta que me acababa de hacer.
-¿La echas de menos?
-Pues claro que la echo de menos. Mucho. Cada vez que voy al bosque me acuerdo de ella, en el Quemador, en el instituto... Cada vez que veo volar a los pájaros. Hasta cuando te veo a ti.
-Lo siento.
-No pasa nada, eres lo más cercano a ella que hay en muchos kilómetros a la redonda.
-A mí también me recuerdas a ella.
-Pues ya sabes, cada vez que estés mal búscame, ¿vale?- le digo sonriendo.
-Vale, lo mismo digo- y me devuelve la sonrisa- Tómate esto y te sentirás mejor- me deja una infusión en la mesilla y se marcha.
Me la tomo y me quedo ahí sentado.
Entonces escucho pasos que vienen apresurados hasta donde estoy.
Abren la puerta y distingo a mi madre, que viene corriendo hasta la cama.
-¡Hijo!- exclama y me rodea con sus delgados brazos- Pero, ¿dónde te habías metido? Me tenías muy preocupada, ya pensaba que...- se le quiebra la voz, se echa sobre mí y empieza a llorar.
-Mamá tranquila. Estoy bien. Estoy aquí.
-¿En qué se supone que estabas pensando? ¿Tú sabes el susto que nos has dado?
-No lo sé, tenía fiebre y salí a que me diese el aire. Luego desperté aquí. Lo siento, de verdad - digo realmente arrepentido.
-Gale - me mira a los ojos- ella está bien, se sabrá cuidar y lo sabes. Es una auténtica superviviente. Tiene posibilidades de ganar, por lo menos más que otros.
-Lo sé.

Cuando la fiebre ha desaparecido, nos vamos a casa, no sin antes darle las gracias a la madre de Katniss por todo lo que ha hecho por mí.
Son casi las doce, por lo que me quedo el resto de la mañana en casa y ayudo a mi madre con sus cosas. Cuando llega la hora de que mis hermanos salgan, me voy al colegio a buscarlos.
Cuando los veo vienen corriendo y me preguntan que dónde he estado. Prim, que está con nosotros, les dice que fui a ayudarla a hacer una cosa para su madre. Sin que los demás se den cuenta, me guiña un ojo.
La dejamos en su casa y nos dirigimos a la nuestra.
Como bastante bien. Espero a que la fiebre vuelva a aparecer, pero parece que no va a molestarme más por el momento. Al sentir las fuerzas renovadas, voy a coger mi saco de caza para irme al bosque.
-Gale, hijo, solo un día más, ¿vale? Mañana volverás al bosque- al ver mi cara de resignación añade algo más- Ve con Trevor y los demás si quieres. Te vendrá bien estar en compañía de otras personas.
-Bueno vale- le digo y sonrío.
Me doy una ducha rápida para eliminar los restos de cansancio que ha dejado la fiebre. Me pongo la ropa y me despido.
Andar me sienta bien. Estiro músculos y ejercito las articulaciones. Estoy como nuevo. Poco antes de llegar al caserón ya escucho sus voces y sus risas. Me llegan buenos recuerdos.

Cuando estoy casi en la puerta, Trevor viene corriendo hacia mí, alegre.
-¡Mirad! ¡Pero si es Gale! Sabía que vendrías, no te podías resistir a mi invitación.
-No hagas que me arrepienta tan pronto- bromeo.
Pone los ojos en blanco y me dirige hasta el interior.
La verdad es que hace mucho tiempo que no vengo aquí. Han quitado las piedras y maderas que había en medio y han dejado un amplio espacio en el que ahora están todos. Los de siempre.
Parece que se alegran de verme de nuevo allí y vienen a saludarme, incluso me cae algún que otro abrazo.
La última en saludarme es una chica alta, delgada, rubia y de ojos verdes. Se acerca despacio mirándome directamente a los ojos. Me sigue sosteniendo la mirada, provocativa y me lanza una sonrisa del mismo modo.
-¡Hombre! ¡Pero si es nada más y nada menos que el mismísimo Gale Hawthorne! Te daba por desaparecido- se detiene a escasos pasos de mí y me escruta de arriba a abajo para después volver a posarse en mis ojos- ¿Qué pasa, ya no te acuerdas de mí?

2 comentarios:

  1. Vaya quien será esa chica? me encanta como enfocas la historia, sigue así :)

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  2. aixx q intriga!!! me gusta mucho tu blog sigue asii

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