jueves, 17 de mayo de 2012

Capítulo 15

Bueno aquí tenéis el capítulo quince. Disfurtadlo.
Esta imagen es de cómo me imagino yo a Cony Crowley








Prim niega con la cabeza y nos dirigimos hacia el colegio de mis hermanos.
-Gracias- me dice
-¿Por qué?
-Por defender a mi hermana.
-Lo haré siempre -me mira y sonríe-. ¿Has sido tú la que ha ido antes al baño?
-Ah, sí. ¿Me has visto? Te oí llegar, yo estaba en el pasillo porque me había puesto nerviosa y la profesora me dejó salir. Iba a hablar contigo, pero luego pensé que no tendría que molestarte.
-Tú nunca molestas pequeña. ¿Qué me querías decir?
-No nada. Estaba feliz porque Katniss seguía viva, pero lo pase fatal con la chica de los cuchillos -dice refiriéndose a Clove.
-Ya bueno, lo importante es que está bien.
Llegamos al colegio y mis hermanos vienen corriendo hacia nosotros. No comentan nada de los Juegos, cosa que me extraña. De camino a casa Prim, Rory y Vick van charlando alegremente.

Miro un momento a la derecha. A lo lejos veo a Cony con Trevor apoyado en su hombro. Cony me mira y me dice algo, pero no la entiendo. Asiento con la cabeza pero solo para no parecer tonto.

Prim se va hacia su casa y nosotros hacia la nuestra. DUrante la comida no mencionamos los Juegos en ningún momento y la verdad es que se lo agradezco, quiero dejar de darle vueltas al tema. Pero no sirve de nada intentar integrarme en la conversación que están teniendo en la mesa. Tengo en mente todas las imágenes que he visto. ¿Seguirá viva Katniss? ¿Y Peeta? Espero que el hijo del panadero aguante más de un día.

Son las cinco de la tarde y hace calor. Quiero que me de el aire, pero las hojas de los árboles no se mueven ni un milímetro. El calor de la Veta y su aire cargado de hollín me ahoga. Sólo hay un sitio en el que puedo respirar aire limpio. El bosque.

Aviso a mi madre de que me voy a ir fuera. Pienso en coger el saco de caza, pero no creo que tenga muchas ganas de cazar. Quizá ponga un par de trampas para no llegar sin nada, pero lo que ahora necesito más que nada es despejarme.

Salgo a la calle y noto el bochorno de la tarde. No entiendo cómo puede hacer tanto calor. Como esté aquí parado más de cinco minutos chorrearé de sudor.
Llego al lado de la alambrada cuando alguien a mi espalda dice:
-Por fin, pensaba que ya no llegabas. Llegas una hora tarde. Quedamos a las cuatro, ¿recuerdas?
Me giro extrañado y veo que enfrente mía está Cony con los brazos cruzados. Mi cara de sorpresa me delata. ¿Cuándo se supone que he quedado yo con ella?
Como si hubiese adivinado mi pensamiento, añade:
-Oh, venga, ¿enserio que no te acuerdas? Antes, cuando ibas con tus hermanos te vi, te lo dije y tu me dijiste que sí con la cabeza.
-Ya, lo siento. Te entendí que era a las cinco -miento. Aunque no sé por qué. Estar aquí con ella me gusta tanto como que una manada de mutos me ataque.
-Ya ya . . . -dice sin creérselo-. Bueno, es igual. El caso es que te he encontrado. ¿Podemos hablar?
-¿De qué? -contesto borde.
-Ah, sorpresa -dice burlándose de mí- Sígueme.

Lo de la sorpresa no me ha intrigado para nada. No me fío de ella. Aun así la sigo y no se por qué. Ahora mismo tendría que estar en el bosque, feliz, libre por unas horas.
Llegamos hasta una zona con media docena de árboles no muy grandes, por lo menos no tanto como los del bosque. Ella se sienta en una roca con la superficie plana y yo me quedo de pie delante de ella con los brazos cruzados.
-¿Y bien? -pregunto.
-Te puedes sentar si quieres, que no muerdo -me dice en un intento de ser amable conmigo.
-Es igual. De todas formas no creo que esté aquí durante mucho tiempo. ¿Qué quieres?
-Oye . . . A mi te me relajas, ¡eh!. Que no te he dicho nada. ¿Te puedes sentar por favor?
-¿Para qué?
-Quiero hablar contigo y de pie me molestas -dice perdiendo la paciencia. Me siento en el suelo, algo alejado de ella con la espalda apoyada en un árbol-. Gracias.

-¿Contenta?
-Mucho -responde orgullosa-. ¿Qué ha pasado hoy a la salida?
-Nada, ¿por qué?
-¿Nada? Pues a mi no me lo parecía. ¿Por qué os habéis puesto así Trevor y tu?
¿Contárselo a Cony? Sería a la última persona a la que acudiría.
-Bah, tonterías.
-¿Tonterías? No estoy de acuerdo. Mira -dice y me arroja algo a las manos.
Lo cojo y veo que es la bola de papel que tiré esta mañana por la ventana. No quiero leerla así que me la guardo en el bolsillo.
-¿Qué haces tú con esto?
-Lo encontré en el suelo a la salida. Creo que es vuestro, ¿me equivoco?
Asiento con la cabeza.
-Gale, habéis discutido por esa chica, ¿no? Por la chica que ha salido este año. Por Katniss Everdeen.
-¿La conoces?
-No, bueno no he hablado nunca con ella. Pero me suena haberla visto algún día por los pasillos o por el Quemador. Aunque nunca me fijé en ella hasta que salió elegida su hermana.
-Ya. Bueno, ya lo sabes, ¿no? Pues adiós.
-Gale, no lo pagues con Trevor, no sabe por lo que estás pasando. Y tú no estés mal, porque así no la ayudarás en nada, ¿me oyes?
-¿Y tú si? No tenéis ni idea de nada. Déjalo no le defiendas.
-No le defiendo. Y sí, sé perfectamente por lo que estás pasando.
¿Qué va a saber ella? A su familia no le falta dinero ni comida que llevarse a la boca. Se está burlando de mí en mi cara.
-¿Tú? -pregunto.

-Sí, yo. Tenía un hermano. Era la mejor persona que he conocido nunca. Con él era completamente feliz. Me hacía reír y jugaba conmigo. Cuando tenía miedo él era el que estaba siempre a mi lado. Me quería y yo le quería a él más que a nada. Era alto, rubio y de ojos verdes como yo. Era fuerte, pero tampoco demasiado. Recuerdo perfectamente el día de esa cosecha. No hacía mucho que yo había cumplido los cinco años. Llegamos a la plaza y él se fue a la zona delimitada para los chicos que se enfrentaban a la cosecha. Recuerdo que justo antes me dio un beso y un abrazo. Lo hacía siempre que se alejaba de mí, aunque fuese por media hora. Así yo estaba tranquila. Vino Effie Trinket y, cuando sacó la papeleta de la urna de los chicos con el nombre de mi hermano, mi madre empezó a llorar. Yo no sabía muy bien de qué iba la cosa y estaba confusa. En la tele los niños se morían y sólo ganaba uno. Creía que ese iba a ser mi hermano. En el Edificio de Justicia me eché a llorar en sus brazos. Me prometió que volvería y me dio un beso y un abrazo. Nunca pensé que serían los últimos. Duró cinco días en la arena. Fue duro ver como el chico del dos le rajó el estómago. En el tiempo que estuvo no mató a nadie, aunque tuvo alguna que otra oportunidad, pero él no era así y nunca lo hubiera hecho. Cuando trajeron su cuerpo mi madre cayó en una depresión y no levantó cabeza hasta hace un par de años. Mi padre cargó con nosotras durante mucho tiempo. Siempre me he sentido como un estorbo. Aunque le vi muerto, tardé mucho tiempo en asimilarlo. Cada noche esperaba que él volviera, tal y como prometió. Pero nunca lo hizo. Él tenía dieciséis años y, aunque yo fuera pequeña y ya hayan pasado doce años, la última imagen de él con vida me atormenta cada noche -dice ya con lágrimas en los ojos.

martes, 15 de mayo de 2012

Capítulo 14

Por cada muerto suena un cañonazo.
Uno, dos, tres, cuatro . . .
En la pantalla van apareciendo sus cuerpos sin vida. Cada imagen es mas horrorosa que la anterior. Cuchillos clavados en el pecho, cortes en el cuello que no dejan de manar sangre. . . lo que se dice una matanza. Todos diferentes salvo por una cosa en común : la cara de pánico por morir de una de las formas más crueles.
Mirar a estos chicos me da lástima y aparto la mirada de la pantalla. Han dejado atrás a familias que los quieren e incluso quizás a algún que otro novio o novia. El futuro que siempre imaginaron nunca se hará realidad.

Por eso yo nunca he tenido sueños ni planes para el futuro.
Se suponía que, tras mi última cosecha que era la de este año, por fin podría mirar al futuro sin verme luchando en la arena. Es cierto que empezaría a trabajar en las minas de carbón, donde también correría peligro y tendría en mente continuamente el recuerdo de mi padre. Pero nada me daba más pánico que esos dichosos Juegos. Y, ahora que me había librado de ellos, había salido elegida Katniss.

Ella . . . recuerdo que, hace apenas un mes, me permití pensar por un momento en cómo sería mi futuro si no salía elegido en la cosecha. En él me veía con Katniss, no como pareja ni nada por el estilo, sino con ella en el bosque, como siempre. Ahora estoy casi seguro de que nunca  podrá suceder. Por lo menos ha sobrevivido al baño de sangre de la Cornucopia.

Centro mi atención en la pantalla de nuevo. Siguen con las muertes. Creo que ha habido unas diez o así, pero no he prestado atención y no estoy seguro. Es cierto que me da algo de pena, pero prefiero sus muertes antes que la de Katniss. Cada muerte de otros tributos significa tener a Katniss más cerca. Solo quedan 13.

En esto van a consistir las clases de las próximas dos semanas básicamente. Estaremos todo el día viendo repeticiones de las muertes y sucesos en directo de los Juegos. De vez en cuando, nos darán el día libre para verlo desde la plaza o desde nuestra casa. Normalmente son los últimos días que, para el Capitolio, son los más emocionantes. Yo discrepo.

Estoy cansado y miro por la ventana cuando algo me golpea suavemente. Miro al suelo y me agacho a coger el papel sin que el profesor se entere. Pero él está viendo los Juegos muy concentrado.
Desdoblo el papel y leo lo que hay escrito en él.


<<Hoy, seis y media en el caserón. ¿Te apuntas?>>


Me giro y veo que Trevor me está mirando por el rabillo del ojo. Cojo un lápiz  y garabateo rápidamente.

<<Hoy no puedo, mejor otro día>>


Le arrojo el papel, pero le pilla desprevenido y le da en la oreja. Da un pequeño saltito en la silla y recoge el papel. Le miro y contengo la risa.
Enseguida escribe y me lanza la bola de papel algo más fuerte de lo normal en venganza, intentando darme, pero yo estoy atento y la cojo al vuelo.

<<¿Ya tienes planes? ¿Vas a ir al bosque?>>


<<No. Tengo cosas que hacer en casa>>


Se la devuelvo y, tras unos cinco minutos, la arroja a mi mesa.

<<Gale, déjalo ya. Sabes que no tiene posibilidades de volver, no las suficientes. Además, si gana nada volverá a ser como antes. Se olvidará de ti y solo se dedicará a hacer el paripé para los del Capitolio. Piénsalo bien Gale, no volverás a formar parte de su vida nunca. Olvídala.>>


Releo lo último que me ha escrito porque no me lo puedo creer. Vale que me diga que no tiene muchas posibilidades de sobrevivir. Pero eso de que si gana será como una de esas egocéntricas personas del Capitolio me quema por dentro. Ella no es así, no la pueden cambiar. No me la pueden cambiar. Aunque lo que más me ha dolido ha sido eso de que se olvidará de mi. ¿De verdad lo hará?¿En serio he significado tan poco para ella? El solo hecho de pensar que lo que dice Trevor es verdad hace que me llene de ira.

<<Déjalo ¿vale? No tienes ni idea>>


Se lo lanzo, pero me paso de largo. Se levanta a cogerlo y yo aprovecho para pedir permiso para ir al baño.
Salgo de clase lo más rápido que puedo y me dirijo al baño no sin antes cerrar con un portazo. Bajo las escaleras de tres en tres y, al llegar a la planta baja me meto rápidamente en el baño de los chicos.
No es lo más lujoso del instituto, ni mucho menos. Es más, sintoniza perfectamente con el resto del edificio.
La rabia fluye por mis venas y le doy un puñetazo a uno de los azulejos, que se parte. La verdad es que no resalta ya que muchos otros azulejos están en el mismo estado por el paso de los años y el mal uso.
Tiene dos lavabos, aunque el izquierdo no funciona desde hace años y siempre usamos el derecho. Enfrente del lavabo hay un espejo, aunque bastante sucio y agrietado. Me pregunto si alguna vez limpian esto.

Me lavo la cara repetidas veces y me miro en el espejo. Cuando parece que ya me he relajado, salgo del baño. Al salir me parece ver las dos trenzas rubias de Prim, que creo que acaba de entrar en el baño de las chicas. Me pregunto si habrá pasado algo y subo las escaleras a toda prisa. Entro en clase sofocado y todos me miran, pero yo me dedico a observar la pantalla. No es Katniss quien aparece, sino Peeta. Me quedo ahí, en la puerta, mirando al chico, cuando justo se tropieza con una raíz y cae rodando ladera abajo. Oigo la risa silenciosa del profesor mirando la pantalla y de dedico una mirada fulminante, pero no se da cuenta. ¿Es tonto o me lo parece? Se está riendo de un chico de nuestro distrito que se ha caído y probablemente esté herido. Ojalá estuviese él allí en lugar de Peeta y este se riera de él por su torpeza. Aunque Peeta en la arena con Katniss me transmite confianza, cosa que no termina de gustarme porque solo puede sobrevivir uno de ellos.

Cuando se levanta su mueca de dolor me indica que, probablemente, se haya torcido el tobillo, si es que no se lo ha roto.
El chico un poco torpe sí que es, pero en el caso de que Katniss muriese él sería mi única esperanza. ¿No tiene patrocinadores suficientes para darle una venda o algo para curar las heridas?

Regreso a mi sitio y encuentro que la bola de papel está de nuevo en mi mesa. No lo abro y le tiro por la ventana. No quiero saber nada.
Nos enseñan la localización de cada uno de los tributos. Los profesionales están en grupo y todos los demás dispersos. Rue sigue saltando de árbol en árbol y Peeta camina a duras penas. Katniss sigue adentrándose en el bosque en busca de agua.

Se acaban las clases y bajo. Espero en la puerta a  que llegue Prim para ir a por mis hermanos cuando Trevor me coge por la espalda.
-Oye Gale . . .- dice
-Déjame- le contesto bruscamente y me desprendo de él.
-Gale, escúchame.
-Que me dejes te he dicho. ¿Es que no escuchas cuando te hablan? Que no quiero saber nada de ti ni de tus  gilipolleces.
-¿Gilipolleces? Sabes que tengo razón. Si gana será otra de las superficiales del Capitolio y sólo se preocupará de qué vestido ponerse. Pasará de ti como de la mierda Gale. Y si no gana pues se morirá y punto.

Distingo la figura de Prim a mi derecha. Las palabras me golpean una a una en la boca del estómago. Me lanzo hacia él y le cojo del cuello empotrándole contra la pared.
- Ni se te ocurra decir eso- digo gritándole y empujándole más contra la pared- Como te vuelva a oír decir eso te juro que te mato, y no es broma, escúchame bien ¡te lo juro!

-Se puede saber qué está pasando?- chilla alguien.
A nuestro alrededor se ha formado un corrillo lleno de personas. Miro a mi izquierda y veo que es Cony la que ha gritado. Se ha ido abriendo paso entre los demás y ahora está a nuestro lado.
-Gale suéltalo- me dice, pero no le hago caso- ¿Me escuchas? ¡Que le sueltes!- dice e intenta apartarme de él. Suelto a Trevor y me aparto. Él se cae al suelo y respira entrecortadamente. Cony se agacha a su lado.
-Pero, ¿estáis locos? ¿Que se supone que hacíais? ¿No erais amigos?
-Éramos- digo y me voy. La gente me abre paso y me encuentro al lado de Prim, que lo ha presenciado todo y ahora me está mirando.

-Lo siento- digo apenas sin voz.

domingo, 6 de mayo de 2012

Capítulo 13

Bueno tributos, ya tenéis el capítulo 13. Perdonadme por no ser demasiado largo, es que no he tenido tiempo de escribir nada más. Espero que os guste.






Traen una especie de pantalla en la que veremos en breves instantes el inicio de los Juegos.
Quedan unos diez minutos para que los tributos salgan a la arena y están haciendo una breve presentación del campo de batalla.
La Cornucopia se encuentra en un terreno despejado y llano. A su alrededor, formando un anillo, están las doce plataformas de las que saldrán los tributos, situados a la misma distancia de esta. A la derecha hay un lago y a la izquierda bosques de pinos, cosa que me alivia porque Katniss se sabe desenvolver por esos entornos. Espero que no participe en el baño de sangre. Hay varias zonas de agua y pocas más cosas que llamen mi atención.
Inspecciono las cosas que hay en la Cornucopia. Bastantes alimentos y bidones de agua. Espadas, cuchillos y... un arco plateado y un carcaj lleno de flechas. <<Es para ella>> pienso nada más verlo.
También hacen un resumen de los tributos elegidos para este año, entre los que destacan los profesionales y "Los trágicos amantes del Distrito12" que es así como se les conoce ahora a Peeta y a Katniss. Sinceramente, prefería lo de "La Chica en llamas"

Entonces dan paso a los tributos, que empiezan a elevarse en una plataforma. La veo.
-Damas y caballeros, ¡que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre!- dice Claudius Templesmith, el legendario presentador de los Juegos. Empieza la cuenta atrás.

60, 59, 58 . . .

Disponen de un minuto para elegir el camino que van a seguir. Si alguno sale de su plataforma antes de tiempo, las minas le muelen las piernas.
Katniss inspecciona el terreno y mira decidida al bosque, pero su atención la capta el arco plateado y cambia de posición inmediatamente. Va a participar en el baño de sangre.

48, 47, 46 . . .

Todos los tributos llevan el mismo atuendo: pantalones rojizos, un cinturón marrón, una blusa verde, una chaqueta negra con capucha y unas botas que parecen bastante cómodas. Katniss además lleva la trenza de siempre, lo que me hace sacar una pequeña tonta sonrisa.
Pero algo llama mi atención. Katniss lleva algo prendido a la camisa. Una insignia de oro. La misma que llevaba Mags en su vestido justo antes de la cosecha, cuando fuimos a venderle las fresas.

35, 34, 33 . . .

Son los sesenta segundos más largos de mi  vida. Si pensaba que ayer, durante las entrevistas, estaba nervioso, ahora lo estoy mucho más.
Busco a Peeta, que está cinco tributos a su derecha y mira hacia el bosque.

24, 23, 22 . . .

Parece que va a ir en dirección al bosque para no enfrentarse a los demás. Chico listo.
Aunque. . . si estuviera tan enamorado de Katniss como él dice, intentaría por todos los medios protegerla y no la dejaría sola entre tanto profesional.
Aun así, las posibilidades de sobrevivir los dos serían pocas. Si tuviesen que enfrentarse a tres o cuatro de los profesionales es probable que acabasen con uno, como mucho dos, pero no tardarían en acabar muertos y el Distrito 12 se quedaría sin tributos en los primeros minutos.
Estoy seguro de una cosa, tal vez no me caiga tan mal ese Peeta Mellark. Porque si Katniss no sobreviviese, me gustaría que fuera él el ganador de los Juegos. Quizá me pudiera ayudar con mi venganza al Capitolio. Al fin y al cabo, estamos enamorados de la misma chica, ¿no?
Tampoco le puedo culpar de la macabra idea de Katniss.

8, 7, 6 ...

Peeta mira a Katniss y cuando sus miradas se cruzan, este niega con la cabeza.

3, 2, 1 . . . Y suena el gong.

Katniss se ha despistado y le ha pillado desprevenida. Vacila un momento y sale corriendo, sin rumbo, lejos de la Cornucopia. Coge un plástico del suelo y una hogaza de pan. No parece conforme y avanza unos cuantos metros a la Cornucopia para coger una mochila de color naranja intenso.
Otro tributo la coge al mismo tiempo, pero la chica del Distrito 2, una tal Clove, le lanza un cuchillo y cae al suelo, ya muerto.

Ahora Clove va hacia Katniss, que corre hacia el bosque.
Clove se prepara para lanzar un cuchillo. No la puedo perder, no ahora, tan pronto. Me entran ganas de lanzar un grito cuando Clove lanza el cuchillo, pero me reprimo y me muerdo un nudillo. Cuando el cuchillo va a dar justo en la cabeza de Katniss, esta coloca la mochila detrás de su cabeza y el cuchillo se queda clavado. Suelto un suspiro. Quizá demasiado fuerte, porque ahora la gente de la clase me está mirando. Pero me da igual, lo único que me importa es que Clove la ha dejado marchar, resignada, y ha vuelto a armarse de provisiones a la Cornucopia, donde la lucha sigue y ya hay bastantes muertos en el suelo. Unos cinco o seis.

Katniss se ha adentrado en el bosque y está corriendo lo más rápido que le permiten sus piernas. Mientras, Peeta se ha cortado en la mano con un cuchillo y tiene un corte profundo en el brazo. No ha ido a la Cornucopia y tiene un cuchillo, por lo que alguien ha debido atacarle y mucho me temo que ha sido Clove, la que hace un instante ha estado a punto de matar a Katniss.
No entiendo por qué, pero empiezo a sentir ternura por este chico y me preocupo por sus heridas, sobre todo la del brazo, que sangra bastante.
Empiezan a salir diversas imágenes de otros tributos. Rue, la del 11, se ha adentrado en el bosque y se desplaza por las ramas de los árboles. Me impresiona ver con la ligereza que lo hace ya que, de haber sido yo, me hubiese caído al segundo salto. Prefiero desplazarme por las zonas bajas.

En la Cornucopia yacen los cadáveres de varios chicos. Me llama la atención el chico del Distrito 4, profesional, que está muerto. Normalmente, los profesionales suelen sobrevivir al baño de sangre, y se alían entre ellos hasta que quedan pocos y acaban matándose los unos a los otros hasta que solo queda uno. Por lo que llego a la conclusión de que ha tenido que ser uno de los profesionales. Dudo que fuese la chica de su dristrito, no es muy común que se maten entre ellos, así que quedan los del Distrito 1: Marvel y Glimmer, y los del Distrito 2: Cato y Clove.
No sé por qué le doy tantas vueltas al tema. Es cierto que es un chico inocente, pero me hubiese dolido más que no fuese profesional. Uno menos para tener de vuelta a Katniss.

jueves, 3 de mayo de 2012

Capítulo 12


Aquí os dejo el capítulo 12. Espero que os guste aunque no es gran cosa.





Sigo inmerso en mis pensamientos cuando me percato de algo. Mañana empiezan los Juegos.
No me lo puedo creer. He estado preocupando por una posible historia amorosa cuando mañana Katniss será enviada a una arena en la que los demás tributos harán lo posible para asesinarla, para acabar con la principal razón de mi existencia.
Me siento como un verdadero inútil. No puedo hacer nada por salvarla, es más, estoy obligado a ver los Juegos desde casa, desde la plaza o desde el instituto y estoy obligado a verla morir sin poder hacer nada para evitarlo.

Cierro los ojos e intento conciliar el sueño, pero todos los intentos son en vano, por lo que tiro la toalla, me siento en la orilla de la cama y meto la cabeza entre las manos. Empiezo a pensar y a recordar todos y cada uno de los momentos que pasé junto a ella. No importa que fueran buenos o malos, lo importante es que estábamos ahí, ella y yo. Ese último abrazo, por un momento la vuelvo a sentir aquí, conmigo, pero solo es un instante. Los ojos se me empañan y no tardo en notar como una lágrima cae por mi mejilla izquierda. Seguida de esta, otras muchas van manando de mis ojos. No me molesto en apartarlas. Es la primera vez desde que se fue que me puedo desahogar como es debido.

Al poco rato escucho una voz a mi espalda.
-Gale- inmediatamente me quito las lágrimas de la cara y sorbo por la nariz. Me aclaro la garganta y me giro. Es Posy- Gale, ¿qué te pasa? - pregunta en voz baja.
Estamos a oscuras y solo puedo distinguir su diminuta silueta y sus ojos.
-Oh, nada. ¿Qué haces levantada a estas horas peque? Tienes que dormir.
-He tenido un sueño muy feo y tengo miedo- me dice en un susurro. Luego, pone una de sus pequeñas manos en mi mejilla, que está algo mojada aún- ¿Por qué lloras? 
-Yo también he tenido una pesadilla- miento.
-Pero, ¿por qué estás triste? ¿Qué te pasa?- dice girando la cabeza, con cara de preocupación.
-Que no os quiero perder nunca- digo con apenas un hilo de voz. Derramo otra lágrima pero la paro a tiempo para que Posy no se de cuenta. La atraigo hacia mí y la abrazo.
-No nos vas a perder- me susurra al oído- ¿Puedo dormir esta noche contigo?
Pienso en la pesadilla que acaba de tener y en la cara de miedo que tenía cuando la vi. Por mucho que intente protegerla nunca lo podré hacer del todo. Un simple mal sueño es capaz de asustarla y yo no puedo hacer nada por impedirlo.
-Claro, pero no te acostumbres eh- digo y se ríe.
Nos tumbamos y se acurruca a mi lado. El calor que desprende su pequeño cuerpo y el cansancio que me ha producido el llorar hacen que me duerma enseguida, allí, abrazado a mi hermana pequeña.

Me despierta un tenue rayo de luz que entra por la ventana. Miro a Posy, que sigue dormida, y me levanto lentamente para no despertarla. 
Me lavo la cara y desayuno. Me cambio y miro el reloj. Todavía me queda una hora y media.
Me dedico a dar tumbos por la casa y a recoger lo que mis hermanos pusieron anoche en medio. Me distraigo y consigo poner la mente en blanco. A la media hora, voy a despertar a Vick y a Rory que, para mi sorpresa, no tardan en levantarse. Desayunan medio adormilados y se visten.
-Tenemos que pasar por la casa de Prim- me dice Rory-. Ayer quedé con ella en que iríamos juntos al colegio.
-Me lo podías haber dicho antes- replico- menos mal que tenemos tiempo. Creo que ya se yo por qué os habéis levantado tan rápido hoy.
Al pasar por la puerta de su casa, Prim sale a nuestro encuentro y nos salida con un tímido "Hola". Después me sonríe, pero no demasiado.

Dejamos a Vick y a Rory en su edificio y nos dirigimos al nuestro. Antes de despedirnos, Prim me dice:
-Retransmitirán el comienzo de los Juegos en directo y lo veremos en clase.
Se me había olvidado por completo, y eso que llevamos años repitiendo la misma estructura el primer día de los Juegos. Primero, clase de historia de Panem y luego el inicio de los Juegos.
-Sí. ¿No te ofrecieron quedarte en casa?
-Sí, pero preferí venir aquí. Si pasase algo conseguiría llegar a casa lo más serena posible pero, si la noticia me llega en casa, no sé cual sería mi reacción. No quiero que mi madre sufra más por mi culpa.
Las palabras de Prim me dejan impresionado. Me recuerda tanto a Katniss y a su forma de proteger a su familia que me asusta.
-Vale, pero no te preocupes, no pasará nada.
La dejo en su planta y subo a la mía. En la clase ya hay bastante gente, por lo que dejo mis cosas en mi pupitre y me siento en la silla.

Cojo el papel con el nombre de los tributos y lo repaso, leyendo todos y cada uno de los nombres y recordando sus caras.
-Hola Gale. ¿Qué es eso?- me sorprende Trevor.
-No, nada- digo mientras los guardo en la cartera.
-Como quieras- dice encogiéndose de hombros- Bueno, a lo que iba. Que si te apetece vente otro día con nosotros. Nos lo pasamos bien y a todos nos alegró verte de nuevo con nosotros. Por cierto, Cony me ha preguntado por ti.
-Sí, estuvo bien. Ya me pasaré otro día- y haciendo caso omiso de su última frase le digo- bueno, ya hablaremos.
El profesor entra por la puerta y Trevor regresa a su sitio.
La primera hora se la pasa hablando de Panem y de su historia. Pregunta a algunos, pero yo me libro.
Durante esa primera hora estoy pensando en Katniss, que estará en el corral, como lo llamamos en los distritos, o la sala de lanzamiento, como dicen en el Capitolio.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Capítulo 11

Aquí tenéis el capítulo 11. Perdón por haber estado tanto tiempo sin subir capítulos, pero he estado liadísima estudiando. Disfrutarlo.




Entra despacio, subida a unos tacones altos, pero no tanto como los que llevaba Effie en la cosecha. La miro a los ojos, la piel le brilla y los ojos me deslumbran. Lleva un precioso vestido rojo fuego cubierto de gemas rojas, amarillas, blancas y azules que reflejan la luz y acentúan las puntas del dibujo de las llamas. Está realmente preciosa.
Me quedo embobado mirándola y lo único que me apetece en este momento es salir corriendo hacia la pantalla y estar con ella. Traerla de vuelta a casa y abrazarla. Abrazarla y no soltarla nunca.

Miro a Prim y veo que a ella también la ha causado impresión. Le brillan los ojos y no deja de mirarla.
Caesar Flickerman comienza con la chica del Distrito 1, una profesional llamada Glimmer. Es rubia, de ojos verdes esmeralda, alta y esbelta y lleva un provocador vestido transparente dorado. A mi alrededor oigo algunos comentarios de unos chicos algo mayores que yo. Resulta atractiva, pero es superficial.

Cada tres minutos pasa otro tributo, cada uno con un enfoque de su personalidad diferente. No sé si todo esto es fachada o son así realmente, pero por más que lo intento no puedo dejar de prestar atención a Katniss, que permanece sentada durante todas las entrevistas. Noto que su mirada cambia cuando sube la chica del Distrito 11. El cambio es casi imperceptible, pero no para la gente que la conoce de verdad. Miro a Rue, la chica del 11 y miro a Prim. Es cierto que no se parecen mucho, Rue es morena mientras que Prim tiene la piel pálida. Tienen la misma edad, por lo que seguramente Katniss la relacione inmediatamente con su hermana.
En su mirada se pueden atisbar la ternura y la añoranza. Miro a Prim, que parece que también se ha dado cuenta, y la sonrío.
Presto más atención a la conversación que está teniendo con Caesar y, cuando le pregunta cuál será su punto fuerte en el estadio, ella responde sin vacilar:
-Cuesta atraparme. Y, si no me atrapan, no podrán matarme, así que no me descarte tan deprisa.
-Ni en un millón de años- responde Caesar, animándola y suena el zumbido.

Sube el chico del 11, también de tez morena, pero hago caso omiso de su conversación. Parece mentira, pero cada vez estoy más nervioso por la salida de Katniss. Es algo absurdo, lo sé, pero no puedo evitarlo y los latidos de mi corazón van en aumento hasta que suena el zumbido y llaman a Katniss Everdeen.
Mientras se acerca al escenario central, mi corazón ha perdido completamente el ritmo y va más acelerado que nunca. Se da un apretón de manos con Caesar y comienzan la entrevista.

Caesar le pregunta que qué es lo que más le ha impresionado durante su estancia en el Capitolio. Todas las cámaras se dirigen a Katniss, que se ha quedado parada y no responde. Pienso en todas las conversaciones que hemos tenido en contra del Capitolio. Sólo espero que no haga ningún comentario que pueda ofenderles porque los del Capitolio no se andarían con tonterías y le pasarían una mala jugada durante los Juegos. <<Vamos Catnip>> pienso. Busca a alguien en el público, o por lo menos me da esa impresión.
- El estofado de cordero- responde al fin. La miro y pongo los ojos en blanco, mientras suelto un pequeño suspiro de alivio mientras veo como la gente del Capitolio se ríe.
Caesar bromea con el público. Para ser del Capitolio, no me cae tan mal.
-Bueno Katniss- continúa- cuando apareciste en la ceremonia inaugural se me paró el corazón, literalmente- recuerdo ese momento, mi grito ahogado cuando la vi ardiendo- ¿Qué te pareció aquel traje?
-¿Quieres decir después de comprobar que no moría abrasada?
Otra carcajada del público. No me lo puedo creer. Katniss, que suele ser reacia a la gente que no conoce y que odia al Capitolio está bromeando con ellos. Ver para creer.
Continúan hablando del vestido del desfile cuando Katniss le enseña al público el que lleva ahora mientras ellos enloquecen. Da una vuelta para que la gente contemple su esplendor. El vestido la envuelve en llamas. Caesar le pide que de más vueltas y ella lo hace. El público la vitorea, y algunas personas de la plaza también lo hacen. Yo lo haría, pero me he quedado atontado mirándola.

Cuando para  de girar, continúa la entrevista. Hablan de la puntuación que sacó, pero no da ningún detalle de lo que ocurrió en la sesión privada con los Vigilantes.
-Entonces volvamos al momento en que dijeron el nombre de tu hermana en la cosecha- sigue el presentador, con un tono más pausado- Tú te presentaste voluntaria. ¿Nos puedes hablar de ella?
Miro a Prim, que se ha quedado rígida.
-Se llama Prim, sólo tiene doce años y la amo más que a nada en el mundo.
Noto cómo las lágrimas empiezan a aparecer por sus ojos y amenazan con caer, así que la cojo la mano, intentando darle ánimos.
Todo el mundo guarda silencio mientras esperan la pregunta de Caesar.
-¿Qué te dijo después de la cosecha?
-Me pidió que intentase ganar como pudiera -responde seria.
-¿Y qué respondiste?
-Le juré que lo haría.
Tras esta última frase, Prim empieza a llorar en silencio. Me agacho para ponerme a su altura.
-Shhh, no llores. Dentro de poco volveréis a veros y estaréis juntas, confía en mí-. Susurro mientras le aparto las lágrimas de la cara.
Suena el zumbido y Caesar se despide de Katniss, que regresa a su sitio en silencio mientras el público aplaude.

Cuando se callan, Caesar presenta a Peeta quien, durante la entrevista, se gana al público con bromas. Él y Caesar sintonizan enseguida. Caesar le pregunta si tiene una novia en casa. Peeta vacila y niega con la cabeza.
-¿Un chico como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?
-Bueno, hay una chica- responde suspirando-. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy bastante seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la cosecha.
-¿Tiene a otro?
-No lo sé, aunque les gusta a muchos chicos.
Hago un repaso mentalmente de todas las chicas que conozco del distrito intentando averiguar antes que nadie de quién se trata mientras ellos siguen conversando.
-Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte, ¿eh?
-Creo que no funcionaría. Ganar... no ayudará, en mi caso.
Le miro confuso mientras sigo buscando a esa chica especial para él.
-¿Por qué no?- pregunta Caesar, perplejo.
-Porque... Porque... Ella está aquí conmigo.

Cuando escucho estas palabras todas las chicas que estaban en mi mente se dispersan para dar paso a una. La menos pensada. Ella. Katniss. Mi Katniss.
Tengo la sensación de que todas las miradas de la plaza están clavadas en mí. Estoy tenso, serio, observando la pantalla, que ahora se fija en Katniss, quien aprieta los labios y mira al suelo.

Por primera vez, tengo miedo de perderla. No perderla en los Juegos, sino perderla de otra forma que ni yo mismo se explicar.
Caesar continua hablando pero no le escucho, en mis oídos solo escucho un zumbido continuo. Prim me aprieta la mano, pero no reacciono, sigo mirando la pantalla, pero no hago caso de la imagen.
Siento que me mueven el brazo cuando veo a Prim, mirándome con cara de preocupación. La pantalla está apagada y la plaza está casi vacía. Al ver que la miro, Prim me sonríe e intento devolverle la sonrisa, aunque el resultado no es como yo quería que fuese.
Regresamos a casa, cenamos, pero estoy ausente. Desconecto y me olvido de todo lo que pasa a mi alrededor. En mi cabeza suenan una y otra vez las palabras de Peeta y veo mil veces la expresión de Katniss. No sé lo que quiso expresar. Pudo ser desde conmoción hasta enfado.
Analizo una a una las imágenes que he visto desde que se fue de aquí. El desfile, los trajes en llamas y... ellos dos cogidos de la mano. Pensé que era una especie de estrategia para los Juegos, pero quizá me equivoqué.