viernes, 13 de abril de 2012

Capítulo 1 (Parte 2)




Estaba en lo cierto. A los cinco minutos oigo sus pasos, los podría distinguir de todos los pasos del distrito. Su ligero cuerpo realiza movimientos ágiles y sus pisadas son casi inaudibles. Entonces, cojo la hogaza de pan y la atravieso con una flecha. He tenido una idea.

Cuando la veo aparecer, mis pulsaciones aumentan de inmediato y me veo obligado a respirar hondo y relajarme. La miro y me sonríe. Su sonrisa es preciosa, me hipnotiza y me relaja. Solo la veo sonreír aquí, en el bosque.
-Hola Catnip.-Le digo.Katniss Everdeen, ese es su verdadero nombre, pero, cuando nos conocimos, me dijo su nombre muy bajo y me pareció que me decia Catnip. Además, hubo un tiempo en el que fue acompañada de un lince, al que hubiese matado de no ser porque ella me dijo que no lo hiciera. La hacía compañía, por lo que por un tiempo me sentí fuera de lugar, y hasta algo celoso del lince. Al final lo tuvo que matar y todo volvió a ser como antes. Catnip es, también, el nombre de la menta de gato, por lo que ese lince reforzó mi hipótesis y se convirtió en su nombre oficial-. Mira qué he cazado.
Sostengo la hogaza de pan con la flecha clavada en medio. Al vero, ella sonríe. Ha funcionado.

Coge el pan y saca la flecha. Se acerca la parte del agujero, lo huele y dice:
-Ummm, todavía está caliente. ¿Qué te ha costado?
-Sólo una ardilla. Creo que el anciano estaba un poco sentimental esta mañana. Hasta me deseó buena suerte.- informo.
Es cierto que el cambio no ha sido muy justo. Una simple ardilla por una buena barra de pan recién horneada. He salido ganando.
-Bueno, todos nos sentimos un poco más unidos hoy, ¿no?-comenta-. Prim nos ha dejado un queso.
Prim es su hermana, de doce años. No tiene el típico aspecto de la gente de la Veta: pero negro liso, piel aceitunada y ojos grises, como Katniss o yo. Ella, al igual que su madre, tiene el pelo rubio y los ojos azules, por lo que destacan entre la población.
-Gracias, Prim-exclamo. Ha sido un detalle por su parte este queso-.Nos daremos un verdadero festín.- Me pongo de pie e imito a Effie Trinket, la mujer del Capitolio extremadamente optimista que viene todos los años para leer los nombres de la cosecha.-¡Casi se me olvida! ¡Felices Juegos del Hambre!- cojo unas cuantas moras-. Y que la suerte...-empiezo, y le lanzo una.
Katniss la coge al vuelo con la boca y finaliza:
-¡Esté siempre, siempre de vuestra parte!
No me gusta hablar del tema, pero es la forma que tenemos de reírnos de su ridículo acento y de afrontar la realidad.

Los Juegos del Hambre son una especie de entretenimiento para el Capitolio. Sinceramente ellos y sus Juegos me dan asco. En un día como hoy, el día de la cosecha, se eligen a dos tributos, un chico y una chica de cada distrito, y se les lanza a una arena para que se maten entre ellos. Somos doce distritos, por lo que hay veinticuatro tributos de los cuales sólo puede haber un ganador.
Los hacen como recordatorio de que ellos son los que mandan ya que, en los Días Oscuros, hubo una fuerte rebelión de los distritos hacia el Capitolio, que acabó con la vida de muchas personas y con la victoria de este último. Como advertencia destruyeron el Distrito 13.

Unto el suave queso de cabra de Prim en las rebanadas y coloco una hoja de albahaca en cada una. Mientras hago esto, observo como Katniss recoge bayas de los arbustos. De pronto, me inunde una sensación de miedo enorme y temo perderla. Sé que no sería nada sin ella.
Nos sentamos en una roca a comer con una vista del valle impresionante. Es increíble la belleza que irradia este lugar. Entonces se lo digo.
-¿Sabes qué? Podríamos hacerlo.
-¿El qué?
-Dejar el distrito, huir y vivir en el bosque. Tú y yo podríamos hacerlo-. Me mira con cara de incredulidad-. Si no tuviéramos tantos niños.

Me refiero a nuestros hermanos y, quizá, también a nuestras madres.
Nuestros padres murieron en el mismo accidente de mina.
-No quiero tener hijos-. Dice, tras una breve pausa.
-Puede que yo sí, si no viviese aquí-. Respondo, con un tono de deseo en la voz.
-Pero vives aquí-. Responde, irritada.
Intento fallido. Noto como todas mis fuerzas se van y solo soy capaz de articular una palabra:
-Olvídalo.

Sé que no se va a ir. Que no se irá nunca y dejará aquí a su hermana. Es la persona a la que más quiere. Decido dejar el tema.
Entre Katniss y yo solo hay una amistad que nació por la necesidad de cazar. Hay veces que pienso que en realidad solo con ella soy yo mismo. Quizá sea por la Pradera, pero ella es la única persona que me conoce realmente. Es demasiado especial para dejar que nos distancie una de mis tontas e ilusas conversaciones.

Me quedo mirando al suelo. Me siento como un verdadero estúpido. Yo pensaba que quizá fuese capaz de decirle algo, cualquier tontería con tal de que quedase olvidada nuestra conversación, pero sólo puedo mirar al suelo y quedarme callado. Al fin, rompe el silencio.
-¿Qué quieres hacer?
¿Qué qué quiero? Escaparme contigo. Dejar todo atrás. Empezar una nueva vida lejos de la crueldad del Capitolio. Estar contigo. Los dos, solos, en el bosque. Fuera de preocupaciones. Pero, ¿qué importa? No somos más que compañeros de caza, ¿no? Lo último que harías sería eso, lo sabes. Dejar tu casa. Dejar a Prim. Me siento egoísta.
-Vamos a pescar en el lago- respondo. Pienso que, al contrario que cazando, pescando tendremos tiempo para hablar-. Así dejamos las cañas puestas mientras recolectamos en el bosque. Cogeremos algo para la cena.

La cena. Estoy casi seguro de que no volveré a cenar en casa en mucho tiempo o, directamente, nunca. Porque sé que hoy mi nombre saldrá elegido en la urna. Cuarenta y dos papeletas son demasiadas. Es por eso por lo que me gustaría pasar más tiempo con Katniss. Al fin y al cabo, es mi mejor amiga.

Hablamos de cosas sin sentido y, a última hora de la mañana, nos hemos hecho con una docena de peces, una bolsa de verduras y bastantes fresas.

Antes de ir a casa, pasamos por el Quemador, el mercado ilegal del Distrito 12. Allí, cambiamos seis peces por pan bueno, y otros dos por sal. A cambio de un trozo de parafina les damos la mitad de las verduras.
Después de nuestra parada en el Quemador, pasamos a hacer una visita al patio trasero del alcalde Undersee. A nuestro encuentro sale Madge, su hija. Es de la edad de Katniss. No puedo evitar fijarme en su vestimenta: un caro vestido blanco y una cinta rosa recogiéndole el pelo. Aun siendo la hija del alcalde, ella también se tiene que enfrentar a la cosecha.
-Bonito vestido-le digo.
-Bueno, tengo que estar guapa por si acabo en el Capitolio, ¿no?- me dice con una sonrisa forzada.
En ese mismo instante una cálida corriente me recorre la espalda de abajo a arriba y aprieto los puños. ¿Se está burlando de mí? Sabe perfectamente que nunca va a salir elegida como tributo. Es la hija del alcalde. Además, ella no ha necesitado nunca teselas. No me contengo.
-Tú no irás al Capitolio- le digo con frialdad. Entonces mi vista viaja hasta un adorno que lleva en el vestido. De oro. Sólo soy capaz de decirle algo más-. ¿Cuántas inscripciones puedes tener? ¿Cinco? Yo ya tenía 6 con sólo 12 años.
-No es culpa suya- me dice Katniss.
Su voz me tranquiliza, pero sigo molesto.
-No, no es culpa de nadie. Las cosas son como son.-No tengo fuerzas para nada más y me giro, dispuesto a irme.

Madge y Katniss se desean suerte mutuamente y Madge le da el dinero por las fresas.
Quizá haya sido demasiado duro con ella. Ha tenido la suerte de nacer en una casa con dinero, pero no tiene la culpa de lo que pasa en Panem. Me siento culpable.
De camino a casa no hablamos. Estoy algo cabreado, pero ella no tiene la culpa. Supongo que debería disculparme por mi comportamiento, pero no lo hago.
Me mira, pero evito que nuestras miradas se crucen, estoy avergonzado. Aunque sé que ella piensa lo mismo. Pero siempre se sabe contener.
Al llegar a su casa, nos repartimos el botín. Entonces me habla.
-Nos vemos en la plaza.
-Ponte algo bonito-. le respondo, fríamente.

Llego a casa y me dirijo a la habitación para cambiarme. Cuando entro, compruebo cómo esta el panorama.
Rory y Vick, mis hermanos de 11 y 9 años están dando saltos por la sala con la ropa a medio poner. Son realmente graciosos. Me detengo para oír su conversación.
-¡Quieto, perro salvaje!- dice Rory, apuntando a mi hermano con lo que parece ser una flecha hecha con un palo. Coloca el palo en un arco imaginario-. Soy Katniss Everdeen y no le temo a nada!- dice mientras le lanza el palo.

Al escuchar estas palabras me quedo perplejo mirando la escena. Vick finge morirse de una forma muy dramática. Al terminar, la pequeña Posy, mi hermana de tres años, empieza a aplaudir en los brazos de mi madre. Me uno a su aplauso y, al final, todos soltamos una gran carcajada. Me acerco a Rory y me agacho para ponerme a su altura.
-Ummm... así que Katniss Everdeen, ¿no?- le digo con aire pensativo-. Y dime, ¿qué pasa con Gale Hawthorne?
Rory me mira curioso. Coge el palo y hace como si me apuntase con el arco.
-Ahora verás- digo mientras le quito el palo. Le cojo por los aires y le dejo caer en la cama, donde recibe un ataque de cosquillas en toda regla-. ¿Qué pasa?¿No me disparas?- le digo entre risas.

En seguida viene Vick pidiéndome que le haga lo mismo. Pronto se están turnando para que les coja y les haga cosquillas. Noto como alguien golpea mi pierna. Es Posy. Alarga sus brazos hacia mí y abre y cierra sus pequeñas manos, en señal de que ella también quiere.
La cojo y la doy un beso en la mejilla. Luego, ella pone sus manos en mi boca. Hago ademán de morderla y empieza a reírse. La miro y la lanzo por encima de mi cabeza. Cae sin problemas de nuevo en mis brazos. Repito la acción mientras ella se ríe.

Cuando paro me siento cansado, pero bien. Mi madre ha estado viéndonos desde una esquina y sonríe. Después, me mira y en sus ojos veo la preocupación. Me acerco a ella, la envuelvo en un abrazo y le digo:
-Tranquila, no pasará nada.
Sonrío y parece que se tranquiliza. Entonces dice:
-Venga, id a cambiaros.

Me pongo la ropa de la cosecha, la más elegante que tengo, y me peino un poco.
Salgo con mi familia en dirección a la plaza. De camino, voy hablando con mi madre.
-Te estarás preguntando por qué tu hermano estaba jugando a ser Katniss, ¿verdad?
Asiento y la miro, en busca de una respuesta.
-Gale, hijo, tus hermanos te están escuchando hablar a todas horas de Katniss y de sus hazañas cuando salís de caza. Entiende que a ellos les cause impresión y que quieran hacer de ella. Hablas mucho de ella, ¿sabes?
Me pongo rojo de repente.
-Ya. Es muy buena cazadora, mamá. Deberías verla y me entenderías. Se le da mucho mejor el arco y las flechas que a mí. Normal que hable de ella, es extraordinaria- no sé en qué sentido decía que era extraordinaria, pero me daba igual.
-Se ve que la tienes mucho aprecio. Es una buena chica.
-Sí, la verdad es que sí.
Mi madre se va para coger a Posy, que está entretenida mirando un escaparate.
Me quedo pensativo, ¿de verdad hablo tanto de Katniss? Nunca me he fijado.
Mis pensamientos se esfuman cuando llegamos a la plaza. Fichamos y dejo a mi familia para dirigirme a la primera fila, donde se colocan los chicos que tienen dieciocho años. Como estamos separados por años, miro dos filas más atrás en busca de Katniss. Ahí está, con un precioso vestido azul. Le sienta genial. Entonces, recuerdo mis cuarenta y dos papeletas y sus veinte. Tenemos más posibilidades que muchos otros. Cruzo los dedos para que el nombre no sea ninguno de los dos.

A las dos en punto, el alcalde dice su discurso de todos los años. Aparece mi "amiga" Effie Trinket con su acento del Capitolio y su extravagante peluca rosa. Al poco rato llega Haymitch Abernathy, el único ganador de los Juegos vivo que queda en nuestro distrito. Había dos. Está borracho y le da un abrazo a Effie. La escena es cómica. Effie Trinket saluda como siempre.
¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte!
Es entonces cuando miro a Katniss. Es nuestra frase. La sonrío, pero pienso en su nombre, escrito veinte veces, me pongo serio y miro hacia delante.
Tras un discurso sobre el honor dice lo de <<las damas primero>> y saca el papel de la urna de las chicas. Cruzo los dedos con fuerza para que no sea ella.
-Primrose Everdeen.
Prim. Katniss. La he perdido

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho!!! Tu también escribes muy bien!! Me encanta, sigue así! :D

    ResponderEliminar
  2. ohh me encanta, escribes genial :D y me encanta Gale *_*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Weee me alegro de que te guste :D siempre da animos el que te feliciten por lo que haces :)
      Si te digo la verdad a mi tambien me encanta ! Jaja

      Eliminar
  3. esincreiblenuncaparessigueasimehasdejadoestupefacta

    ResponderEliminar